miércoles, 25 de julio de 2018

Malas Hierbas

Antes de Malas Hierbas

Volveeeeeeer 
Con la querida entradita
a mi teatro amado me hace mu' bien
Sentiiiiiir
que es un soplo la obra
que 90 minutos no es nada
que febril la mirada, errante en el backstage
te actúa y te nombra
Viviiiiir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que aplaude otra vez


Después de Malas Hierbas





Yo solo quería pasar el rato. ¡Lo juro, señoría! No tenía ninguna intención deshonesta ni perjudicial con ella. Fue ella, ¡créame! Fue la obra la que vino seduciéndome con su cacareo, su espontaneidad, con la mezcla de chistes de Cifuentes y la ruptura de la cuarta pared. La que vino, se quedó a escuchar al público reír y se fue con un estallido de aplausos y varios ¡bravo! saliendo atropelladamente de mi boca.

Fueron una espléndida Carmen Mayordomo, un impecable y genial Joan Bentallé y una delirante y mágica Lidia Navarro los culpables de mi exaltación y júbilo.

Vine con intención de divertirme, nada más señor juez, y me encontré Teatro.

domingo, 15 de julio de 2018

Hereditary

Antes de Hereditary




El ser humano es extraordinario, paga por pasarlo mal y lo goza con cada sustito y juego de cámara con el efecto deseado. Esos microinfartos que generan adrenalina y adicción son los más valorados en las críticas de twitter de expertos millenials.
Ese ser humano soy yo, ilógico, volátil y absurdo. Como el resto de la humanidad.



Después de Hereditary


Querido diario blog:

He conocido una nueva película en la ciudad, ¡es taaaaaaaan bonita! Bueno, quizá bonita no sea la palabra. No es como las demás películas de terror que he conocido, ésta es especial. Es sutil, y se esfuerza por ser diferente. Es misteriosa pero si tienes un poco de interés en conocerla sabe hacerse entender.
Es demencial y genera tan mal rollo que creo que me está empezando a gustar el género de terror. Incluso con mi entomofobia no podía permitirme el lujo de pestañear y perderme un solo fotograma más de la cuenta.
Ay, mi querido blog, ¿qué crees que será, amor o miedo?






miércoles, 11 de julio de 2018

El mejor verano de mi vida

Antes de El mejor verano de mi vida

El título es altamente prometedor y quizá un poco presuntuoso. Ahí ya vas con unas expectativas de ver algo refrescante y memorable.
Con 'Un otoño que ni fu ni fa' piensas coño, pues vamos a ver una peli normalica Slice of life de cualquier persona ordinaria. Pero con 'El mejor verano de mi vida' dices joder, este verano ni me voy a quemar, ni me van a cobrar en Benidorm como a un guiri el menú del día y el agua del grifo del apartamento en la playa va a saberme como el agua de Madrid.
Dicha la tontería del antes de, tiene buena pinta la peli.


Después de El mejor verano de mi vida

 Harlem eclipsa tanto que el resto queda difuminado.

Quien mucho abarca, patada en los cojones.

Entiendo que una historia tenga inicio, nudo y desenlace. Lo que no entiendo es que se mezcle con calzador y sin gracia situaciones de pseudodrama para crear un conflicto.
Dicen que hacer comedia es más difícil que hacer drama, y por eso aún entiendo menos lo que ha pasado aquí. Como comedia funciona sin lugar a dudas, Leo Harlem genera risas como un urólogo genera preocupación, casi por su presencia. Es abrir la boca y que su verborrea haga reír al público ya sea en el cine con esta película como en el teatro o la televisión.

Es por eso, que Leo Harlem es el héroe que salva la película. Es el flotador (no va con segundas) de la irregularidad en la que nada este verano. La sombrilla que alivia el quemazón de un guión que huele fuerte. La crema solar que evita que nos quememos.

El mejor de este verano de mi vida.





domingo, 8 de julio de 2018

El reloj de cuco

 

Antes de El orden divino

Después de mucho tiempo vuelvo a escribir en el blog, y para ello que mejor que una peli suiza sobre el sufragio femenino. En mi cabeza se agolpan ideas: lo que yo imagino que debe ser una directora suiza recogiendo el premio FIPRESCI de algún festival nada pretencioso como el de Karlovy Vary, Boyero gritándome que deje de perder el tiempo y me vaya a casa a ver el capítulo final de Los Soprano por vigesimoquinta vez, ronoa preguntándome porqué esta vez no hemos ido a ver una peli de perros habladores.


Después de El orden divino

Como cualquier obra más o menos histórica que se precie donde un héroe lucha contra un entorno repleto de injusticias, ya sea un expresidiario cantarín salido de la pluma de Victor Hugo, un esclavo tracio con la mandíbula de Kirk Douglas o una anodina ama de casa suiza en 1971, El orden divino nos invita a posicionarnos. Nadie en su sano juicio verá razonable a día de hoy que las mujeres (suizas o no) deban tener el permiso de su marido para trabajar o que se les niegue el derecho a voto. Resuelto el enigma de quienes son los buenos y los malos solo nos queda saber cómo se desenvuelven para llegar a un final conocido, y ahí es dónde hace aguas la película. Los personajes son meros títeres en manos de la historia, sus motivaciones existen pero la guionista/directora las utiliza o no únicamente en función de un bien mayor, que quede suficientemente didáctico el mensaje que quiere transmitir.    

No se crea, querido y paciente lector que ha llegado hasta aquí, que no me ha gustado la película. Es un ejercicio agradable que huye del victimismo, y se ve fácilmente, no le pido mucho más a una tarde de domingo en pleno Julio.

Antes de despedirme quería hacer una confesión y una recomendación, confieso que le recomendaré la peli a todos los jóvenes adanistas que conozco sólo para poder ver su cara al darse cuenta que las luchas sociales no comenzaron anteayer al calor de las RRSS. La recomendación es aún más lúdica, poned en google "Suiza referendum" y flipad muy fuerte, los suizos son capaces de votar cosas muy locas. No seré yo el que diga que son un pueblo bastante enfermo que no tengo claro como se las gasta la fiscalía de los cantones de Appenzell.

Nota: En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco.