viernes, 11 de marzo de 2016

Una Corbata Para Monroe

Antes de Una Corbata Para Monroe
Y una pajarita para Ronoa. Así es como se va a titular la velada de esta noche. Demasiado ambicioso equipararme con una corbata a la musa que veré esta noche ¿no? Pero, ¿qué clase de persona sería si no llevara nada fetichista? Una normal, desde luego. Y por ahí no paso.

Después de Una Corbata Para Monroe
Cara lavada. Desmaquillada. Desmontando un mito a ritmo de canciones pegadizas y textos para un espectador idiotizado. Coreografías cuidadas que contrastan con interpretaciones histriónicas. Una gran protagonista contra la que no puede competir el resto del elenco.
Han tratado de contar tanto que se han olvidado de contarlo bien. Una vida en dos horas, imposible comprimir tanto sin que algo cojee. Sin embargo, la puesta en escena, junto a la idea de desmontar a Marilyn con sus canciones y bailes era un punto a su favor por su originalidad, que finalmente la corbata de la inexperiencia ha ahogado.
Esta vez, la tentación no vive en el teatro.

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