viernes, 1 de julio de 2016

La Llamada

Antes de La Llamada


Obra en el Teatro Lara que junto con Burundanga son las dos más longevas representándose. Las expectativas están altas, el hype está over 9000 y estoy a punto de convertirme en una creyente.
Posiblemente la obra que tenga más ganas de ver desde hace meses. He aquí una muy posible neófita de la legión de fans que arrastra esta obra tan popular. Oremos hermanos.

Después de La Llamada



Ésta es la muestra definitiva de cómo pueden llegar a influir los prejuicios en la valoración final de cualquier cosa. Vaya hostia fina me he llevado. Así con todos los dedicos marcados, de las que no duelen pero al rato escuecen. De las que daban los padres de toda la vida.

Que no se me malentienda, La Llamada me ha molado, mucho, pero al tener las expectativas tan infladas como las tetas de Yola Berrocal, me ha sabido a poco y quiero más. Además el público (que también influye, cómo no) estaba totalmente entregado, riéndose histriónicamente a chistes que me sacaban una sonrisa. Como si estuviéramos viendo obras diferentes o hubiera un humor oculto a mí. De estos chistes que solo pillan los que ven La Que Se Avecina y similares, un tipo de humor desconocido para mí. (Vaya tela de comparación, pequeña descarriada).

 Lo que he aprendido hoy es, que cuando se tienen ganas mínimamente de ver/hacer algo es importante no postergarlo mucho, porque las probabilidades de que no llegue a ser tan bueno como querías tienden a ser cada vez mayores mientras lees críticas positivas y crónicas de amor adolescente.

Para los que no hayan visto aún La Llamada, les diré que sí, que es divertida, te lo pasas genial viéndola, pero shhh, que no se corra la voz para no aumentar las expectativas. Es un secreto.

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