Después de una tarde de curro coñazo, y tras varios meses sin pisar un teatro, aburrida de escribir artículos de películas oscarizables y de gusto cuestionable, la joven (viejoven más bien) atolondrada con sus grandes dotes para la expresión oral, exclamó:
-Buah chaval, voy a ir al teatro, ¡¡¡buah!!!
Después de De Caperucita a Loba en Solo Seis Tíos
Una loba en el teatro, tiene ganas de reír ¡auuuuu!
He aquí la primera terapia en forma de stand up con la que me encuentro.
El espectador toma asiento en el diván en forma de butaca esperando reírse durante un buen rato, tratando de olvidarse momentáneamente de sus problemas. Aún no sabe cúan equivocado está.
Durante 90 minutos, Marta (y sus amantes) nos proponen afrontar la vida de otra forma. De Caperucita a Loba trata de mejorar tu vida más allá de esos 90 minutos a través de un monólogo con humor e inteligencia en el que encaja perfectamente ciencia con versiones de canciones Disney (qué voz tan bonita, por cierto).
El paciente no hace falta que hable, porque ya se encarga la loba del escenario en presentar las escenas amorosas por las que ha pasado. Y el público lo corrobora y se ríe, porque no hay nada cómo reírse de las escenas que uno ha pasado, ha dramatizado y ahora ve con la perspectiva cambiada, viéndose reflejado en situaciones lamentables por las que todos pasamos. Pero ahora en clave de humor, eso sí.
Al final del espectáculo, cuando nos hicimos la foto, Marta nos dijo algo así como 'qué bueno es ver reírse tanto a gente en la primera fila'.
Marta, qué bueno es que nos hagan reír así.
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