viernes, 26 de agosto de 2016

Two Ladies or Not Two Ladies

Antes de Two Ladies or Not Two Ladies


No sé si he hablado alguna vez de lo que me parece el travestismo. Bueno, sí, que me parece tronchante. Es de esas cosas que dan un plus y ya te predisponen para que te partas la caja. Que te desorines. Que te partas el culo. Algo tan tosco y tan primario tiene un efecto muy divertido para mí. Como las caídas que no tienen consecuencias, las caídas graciosas. Las caídas de gente joven que se levanta rápidamente para evitar las risas ajenas, pero tú lo has visto y no puedes evitar descojonarte. Esas risas. Ese humor fino y depurado.


Después de Two Ladies or Not Two Ladies



Ponte en situación. Tienes una gran voz, sabes tocar varios instrumentos, pero decides por las razones que sean (marcar un estilo propio, sobresalir siendo diferente, etc) que no es suficiente. Quieres innovar en un espectáculo de risas y canciones, transgresor y que no deje indiferente.

Me pongo en situación, me pongo chaleco y corbata si hace falta (como si no lo disfrutara, vaya) y sin embargo, me sigue faltando algo.
Me falta ritmo
Me sobra el humor prolongado en el tiempo que apenas me hace sonreir
Me falta dinamismo
Me sobra humor absurdo
Me faltan risas
Me sobran minutos en los que el público espera impaciente a reír
Me faltan aplausos merecidos y no condescendientes
Me sobra desparpajo, conexión con el público y una gran voz
Me falta una obra mejor.


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