Antes de Cuando Tienes 17 Años
Te salen granos en la cara.
Nadie te entiende, no te preguntas por qué. Qué más da, eres egoísta y un tanto ególatra.
Eres tan ingenuamente pretencioso de intentar cambiar el mundo.
Cuelgas en tu habitación posters de música que lo peta como Enrique Iglesias o Santa Justa Clan.
Que no te inviten al baile de fin de curso es un DRAMA, de hecho, todo es DRAMA.
Ay, cuando tienes 17 años no esperas ver una película sobre problemas en la adolescencia. ¿O sí?
La idea de cómo hacer una historia creíble sobre la homosexualidad es complicada. La idea de cómo hacer una película irreal sobre homosexualidad en la adolescencia es aburrida.
Cuando se juntan casualidades tan artificialmente todo se ve demasiado monótono:
¿Que la madre de un niño acosado invita a vivir con ellos a su maltratador? Ahá.
¿Que el acoso hace el cariño? Bueno.
¿Que hay un final esperanzador y feliz? Vale.
Las películas que tienen como foco de atención al amor homosexual tienen un aura sutil y especial que en este caso se diluye por una historia que tropieza continuamente. Una pena.
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