Antes de Colonia
Para romper con la rutina de trabajar todo el santo día, y como primer pase del año, vamos a ver Colonia, una
Después de Colonia
Madre de dios, como me distrae la puñetera Watson con su absurda belleza impoluta. La maldita está guapa hasta con un saco patatas. Y no lo digo como algo negativo, al menos ver una cosa bonita que me llama la atención y me hace más llevadero el transcurso de la película.
Como un cuadro bonito en la consulta del urólogo. Oye, pues te hace más amena el mal trago. O ya que estamos con el símil, como hablar con una persona rancia pero que huele bien. Boh.
Los dos protagonistas lo intentan fuerte pero es que no me los creo absolutamente nada. No me creo su romance, ni su rocambolesca y a la vez simplona historia.
¿Qué haces, azafata boba pero muy sexy coladita por ese muerto hambre?
Daniel, para de liarla de una vez, tate quietecito.
Película, pero ¿en qué estás evolucionando?
Y así mil preguntas. Y ninguna relacionada con algún suceso coherente de la película.
Pero no obstante, tiene un fin último muy apreciable y es el de evadirte de las cosas cotidianas de tu vida. O lo que es lo mismo, entretiene.
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