domingo, 9 de octubre de 2016

Los Siete Magníficos

Antes de Los Siete Magníficos


Un remake de un western.
Dos manos inquietas que empiezan a comer palomitas.
Tres miradas furtivas al cartel de la película.
Cuatro ojos. Voy con gafas para no perderme detalle.
Cinco uñas de la mano izquierda para empezar a comérmelas. Las de la derecha no. Ésas las reservo.
Seis suspiros. Una película de dos horas me hace acomodarme más de la cuenta en la butaca del cine.
Siete veces más fuerte que tú. Y veloz. Y de paso, Los Siete Magníficos.

Después de Los Siete Magníficos

Denzel iba cargado, nena. Cargadísimo. Y como repartía, chaval. ¡Bang! Tortazo. ¡Bang, bang! Hostia fina. ¡Bang, bang, bang! La muerte te susurra al oído...

Suelo quejarme de las películas que usan recursos y tópicos maltratados y más usados que la ropa del rastro, pero cuando los emplea bien, coge lo mejor del cine y te escupe en tu cara de cinéfilo pretencioso dos horas de simpático entretenimiento, señor, ahí me tengo que quitar mi sombrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario