Antes de Capitán Kóblic
Francamente, un drama ambientado en los años 70, en plena dictadura argentina, me resulta muy denso y ni me plantearía ir al cine si no llamase poderosamente mi atención un nombre.
Ay, Bombita Darín, sorpréndeme una vez más con una buena interpretación y aceptable película.
Después de Capitán Kóblic
Ah, la magia del cine.
Es algo fantástico: la sala llena de jubilados y futuros no tan lejanos clientes de residencias de la tercera edad. Ahora imaginen que cambian al actor principal, Ricardo Darín, un tío con presencia que hace siempre pelis interesantes, y ponen a Mario Casas, un actor con un registro prácticamente limitado/destinado a mojar bragas. Y ¡tachán! Cambia la media de edad de la sala a gente que se acaba de examinar en la selectividad.
Que sí, quitamos un poco la intensidad de la película, ponemos frases de la Superpop y musicote de los 40 principales, pero por el resto, pasaría perfectamente el control de calidad de los adolescentes: Escenas dramáticas a caballo, música melancólica intensificando el amor de los protagonistas, flashback que atormentan la conciencia del Capitán, unos malos muy típicos que impiden su felicidad...
Que por otro lado, vaya tela de romance y de paso, de personaje anodino el de Inma Cuesta, ¿no? La historia de su amor no es más que relleno de metraje porque si no se les quedaba corta la peli.
Finalmente, quiero recalcar que no tengo nada en contra de Mario Casas, me reí mucho (con él) en Mi Gran Noche, hace su trabajo lo mejor que puede, tiene su público juvenil y parece limpio, pero que no me vendan una peli de Ricardo Darín, que es un tío que por definición mola, siendo realmente una peli de Mario Casas, que no nos engañen.
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