domingo, 5 de junio de 2016

La Crazy Class

Antes de La Crazy Class

 Una vez más me dejo seducir por la esencia del teatro, en esta ocasión voy a ver un espectáculo de Imprebís, ¿quizás un poco de improvisación? Una vez me acomodo en la butaca del teatro Calderón, éste ya me enamora, un teatro pequeño, pero muy bonito en los detalles que observo.
Estudiemos un poco en esta clase loca.
Después de La Crazy Class 


Me sumerjo de lleno en un ensayo teatral, un experimento con los actores, un proceso de investigación de cómo elaborar diferentes personalidades, cómo un actor puede y tiene la capacidad de interpretar a personalidades muy diversas en cuestión de segundos, pasando de uno a otro con la facilidad que tendría un español medio en criticar cualquier tema.

Toda la obra que podía haber sido una buena comedia original sobre las entrañas del teatro, suspende irreversiblemente, ya que no recuerda que, a veces, menos es más, su duración de casi dos horas sin apenas momentos cómicos la convierte en tediosa y pesada. Personajes y momentos sin chispa ni gracia.
 Una obra que me ha parecido más esa práctica y ese trabajo actoral en el que se sumergen para interpretar diferentes personajes, un ejercicio de preparación y no una obra de teatro. Queda irremediablemente para septiembre.

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