sábado, 19 de marzo de 2016

Calle Cloverfield 10

Antes de Calle Cloverfield 10 
He intentado con más o menos éxito ir sin saber nada de esta película, a pesar de la promoción y marketing monstruosos que tiene. Thriller producido por J.J. Abrams que promete reventar taquillas.


Después de Calle Cloverfield 10

Hay un cataclismo y los únicos supervivientes son los espectadores del cine. Sin saberlo, el director Dan Trachtenberg nos ha secuestrado desde que nos sentamos a la butada y ahora nuestra vida le pertenece. 
No hay forma de huir del cine. Es más, quieres quedarte. Quieres permanecer y descubrir la verdad. Porque en el fondo, a pesar de los mini-infartos que vas sufriendo a lo largo del film, sientes un extraño sentimiento con el director, como un vínculo afectivo. ¿Quizá sientes empatía? ¿Cariño? Eres el rehén enamorado del secuestrador.

Porque no padezco de ninguna enfermedad del corazón, que si no, ya habría muerto cinco veces. Es la madre del suspense, el suspense hecho thriller, la expectación comprimida en un búnker claustrofóbico.
Incluso las escenas cómicas rozan la parodia con tantas emociones intensas y sobredosis de misterio.

Viéndolo ahora con cierta perspectiva, se trata de una película bastante efectista que abusa de música de intriga. Pero cuando voy al cine, quiero que mi verdad esté ahí dentro. Sentir lo que sienten los personajes y que no me sean ajenos. Quedarme con la boca abierta y tratar de no pestañear. Subirme más en el asiento porque me he equivocado al sentarme detrás de un cabezón que no me deja ver. Quiero sentir la asfixia  que puede producir un director y guionista sádicos.
Olvidarse de todo lo demás. Y si lo consigue, habrá merecido la pena.


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