Antes de El Pregón
No puedo evitarlo, tengo debilidad por el humor. El tarado que quiera conquistarme ha de tener mucho humor, aparte de bacon, chocolate blanco y albahaca en cantidades ingentes.
Y en este caso Berto Romero y Goyo Jiménez son firmes candidatos para pactar un acuerdo y presidir mi corazoncito cinéfilo.
Padece del síndrome comedia con dos chistes efectivos, un mal que se propaga en el cine desde hace años, así como de un guión pobre y cutre, con unos actores que realmente no lo son. Y se nota. Demasiado. Como ya les pasó a otros cómicos como Martes y Trece, el salto a la gran pantalla se les queda demasiado grande.
Todo aquel que la vea bajo su responsabilidad, se arriesga a mantener un semblante digno del Hombre de negro, porque no se lo tomen a broma, que esto del humor es una cosa muy seria.
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